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¿Tienes un proyecto y necesitas financiamiento sin pagar intereses? Financiate con tus propios clientes.

26 marzo 2018

Kickstarter, posiblemente la plataforma más importante del de crowdfunding del mundo, nos enseñó una gran lección: sólo necesitas de una gran idea y de una plataforma que la dé a conocer, para que la gente te arroje dinero a la cara. Y es que Kickstarter permitió que muchos proyectos que, de otra forma habrían permanecido enlatados, vieran la luz sin que hubiera un banco o institución financiera de por medio.

No sólo eso, sino que al crowdfunding ha permitido abaratar costos y eliminar intermediarios. Al final, es el cliente último el que está financiando la creación de producto. Esto ha llevado a que no se dependa de grandes recursos a priori ni de inversiones inimaginables en, por decir algo, infraestructura. Esta ventaja ha llevado a que muchos “creativos” no dependan de estudios de gran nombre o trayectoria para la realización de un proyecto. Esto es especialmente cierto para videojuegos, juegos de mesa y hasta películas. Un caso muy famoso es el de Inafune, el creador de Mega Man, quien no dependió de Capcom para la realización de su juego Mighty Number 9. El que el juego no haya sido lo que se esperaba y que la campaña fuera un fiasco es un tema aparte, ya que son parte de los riesgos que se asumen al financiar un producto con base en confianza más que en poder tener un producto terminado.

Pero lo que es cierto es que las personas que utilizan Kickstarter como fuente de financiamiento reciben mucho más de lo que recibirán al comprar directamente en tienda. Y es que, al final, se les da un trato de inversionista. El que patrocina un proyecto puede hacerlo en la cantidad que más le convenga y recibe lo que quiere recibir, casi siempre, de manera muy generosa. Esto permite crear incentivos enormes para las personas que dan un salto de fe así como permite a los creadores mostrar su agradecimiento a las personas que creen en los proyectos

Lo que el crowdfunding implica es, de facto, una democratización de la inventiva, pues pone al alcance de todos recursos para el financiamiento de un proyecto; sólo necesitas una buena idea y saber venderla. Ya no se necesita de un plan financiero detallado que el ejecutivo de un banco va a revisar sin saber realmente la importancia del proyecto, sino sólo la viabilidad que hay para recuperar la inversión. Se eliminan intermediarios, dueños de medios de producción masivos, y se pone el dinero directamente en la persona a cargo de llevar a término el proyecto y el producto en manos de quien pagó por él. Es un sistema perfecto que crea nuevas oportunidades con las que los creadores sólo podían soñar veinte años atrás.

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